Julio Hernández López - Astillero
El recuento de votos (así sea selectivo y bajo sospecha) es un triunfo insuficiente, pero no desdeñable, logrado por la resistencia cívica que desde la noche del 2 de julio impugnó un proceso electoral que claramente se percibía fraudulento, aunque en esas horas, y en los primeros días siguientes, parecía difícil demostrar. |
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Aún cuando la maquinaria mediática oficializada quiso imponer en aquellos días iniciales de julio una especie de golpe informativo de Estado -que convertía en virtual delito social, casi una traición a la patria, el dudar de las cifras y los procedimientos ensalzados-, un mes y tres días después el tribunal electoral federal hubo de establecer como verdad jurídica que una de las fases de los comicios presidenciales -la fase aritmética, el simple hecho de contar bien- era comprobadamente irregular cuando menos en un 9.07 por ciento y que por ello (contra la propaganda expresamente pagada -los comerciales- y la manipulación de noticieros y espacios de opinión -los negocios de los patrones-) era necesario aceptar así fuera en casi una décima parte la exigencia hasta entonces desdeñada y estigmatizada del nuevo conteo voto por voto y casilla por casilla. La resolución judicial cambia el discurso y el posicionamiento político de las partes en contienda. La lucha de quienes han denunciado fraude electoral, y las molestias y enconos que inevitablemente se han producido, han tenido razón jurídica trascendente. Contra la pretensión fascistoide de abolir los derechos políticos relacionados con la manifestación de las ideas, la libre expresión y la controversia judicial, los \"renegados\" (según míster Fox) han recibido una declaración institucional de que al menos una parte de sus exigencias específicas han tenido fundamento. Hoy, quienes se han plantado en vialidades o han denunciado el fraude pueden estar seguros de que gracias a su empeño se demostró que no era cierta la ilusión mediática y política que pretendía convencernos de haber vivido una elección de primer mundo (México súbitamente convertido en Suiza). Pero ese primer logro conceptual (la elección no fue limpia) no necesariamente se traducirá en la caída del hasta ahora raquítico presunto ganador. Hay fundados motivos para la reticencia, y a nadie debería sorprender que el recuento de los votos alojados en paquetes electorales previamente manipulados acabe siendo como las curvas estadísticas de ilusión del cómputo distrital que generaron esperanza al lopezobradorismo para luego aplastarla con desenlaces científicamente muy improbables. Los geniecillos de la perversidad que han controlado el proceso electoral tratan de provocar frustración y desánimo entre los seguidores de López Obrador mediante golpes y fluctuaciones agridulces. Como resultado de esa acotada legitimación judicial de la tesis del fraude electoral, los principales damnificados son los consejeros del IFE, en especial el presidente, y la burocracia directiva de ese instituto. Luis Carlos Uh fraude y sus cuarenta padrones (nótese lo modoso de este tecleador que se niega a utilizar términos cabríos) deben renunciar, pero no sólo eso: deben ser consignados como presuntos delincuentes electorales, pues los errores de circunstancia pueden ser perdonados, pero no la intencional comisión de hechos ilícitos que realizó la camarilla de la profesora Elba Esther, y del yerno Fernando González, al utilizar la estructura y los recursos del IFE para servir al proyecto hildebrándico de defraudación de voluntades votantes. Otros lastimados por la resolución del sábado son ciertos intelectuales acomodaticios -usted sabe: los negocios editoriales, las concesiones, la publicidad a las revistas anexables o literales (la literalidad no se refiere a las letras, sino a las literas en que se duerme con los poderes político y económico: Literas Libres), los premios y privilegios. Esos personajes que sólo vieron elecciones limpias e intachables pueden ser catalogados empresarialmente como Intelectuales 9.07, no porque esta fuese alguna clave de contenido metálico (monedas que piensan en plata) sino porque su rango confiable de visión puede tener ese margen de error (si el IFE fuera empresa, y buscara su certificado de calidad, tendría no un ISO-9000, sino un IFE-9.07). Se debe tener presente, sin embargo, que la fase aritmética del proceso electoral siempre estará sujeta a la suerte mayor de la ruta jurídica que será la declaración de validez o invalidez de la elección presidencial en sí. El proceso parece encaminado a la búsqueda largamente preparada de la anulación de los comicios. Contar de nuevo no obliga a dar por válido el proceso total que incluye la realización original de sumas y su eventual revisión. Por ello es que el movimiento de López Obrador se alista para una jornada larga de resistencia. En ese camino estarán la provocación, la división y el desaliento como riesgos inducidos. Astillas: El pasado 30 de julio fueron presentadas ante el tribunal electoral federal las pruebas científicas de irregularidades detectadas en los pasados comicios. El abogado René Sánchez Galindo elaboró una \"diligencia para mejor proveer\" y en ella se presenta el conjunto de dudas razonables, \"estadísticamente insoslayables\" que obligan a un recuento global, no parcial de los votos y a que, en caso de ese nuevo conteo integral, haya un sistema de procesamiento imparcial en sistemas de cómputo alternativos al IFE. Por otra parte, desde hoy están a la venta en el Club de Periodistas (Filomeno Mata, en el Centro Histórico, con Lupita Alfaro, en el primer piso) los DVD de las grabaciones hechas por el Grupo Urratemai (dirigido por Juan Francisco Urrusti) con las intervenciones de esos mismos matemáticos y físicos que el pasado 26 se reunieron en el citado Club de Periodistas para explicar a un público amplio (y heroicamente paciente) las inconsistencias que detectaron. El par de discos tiene un costo de recuperación de cincuenta pesos. Los expositores son Luis Mochán, Víctor Romero Rochín, Francisco Xavier Portillo, Luis Horacio Gutiérrez, Javier Enríquez Brito, Gerardo Horvilleur, Martín Hardy, Pedro Antonio Martínez y Julio Boltvinik. ¡Llévelo, llévelo, como una oferta, como una novedad!... ¡Hasta mañana! |
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